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China, Sudeste asiático y Taiwán
Malasia III: Kuala Lumpur ¡hasta el nombre me gusta!

Malasia III: Kuala Lumpur ¡hasta el nombre me gusta!

China, Sudeste asiático y Taiwán

Pues sí, mira que me gusta como suena el nombre de esta ciudad, la capital malaya. Y su significado es Estuario de Barro, no muy bonito, pero Kuala Lumpur, mola mucho ¡Lo que son las lenguas y sus traducciones!

Y aunque este tendría que haber sido el primer artículo que escribiese de Malasia, es el tercero. Tendría que haber sido el primero porque fue el primer sitio que pisé de este país del Sudeste asiático, aunque también creí que sería el último, ya que de aquí crucé a Singapur con la intención de ir a Indonesia y sin embargo estoy de nuevo en este país que por ahora batirá algunos récords, como en el que más tiempo he pasado y el voluntariado más largo de los 14, que he realizado en mi periplo.

Y es que algo que tiene este viaje y que me gusta mucho, es poder improvisar según vengas las cosas y tenga la posibilidad de elección. Aquí he podido elegir y de paso ahorrar dinero para lo que viene, que será cruzar mares e islas entre Indonesia y Filipinas, según tengo hechos los planes ¡pero a saber!

Volviendo al tema. Kuala Lumpur me recibió el primer día, no pude ver mucho, ya que llegué de noche y de aquí partí a Bamboo Village que sería mi primer voluntariado. Desde allí y posteriormente desde Lanchang en otro voluntariado, pude hacer varias visitas y es de esto de lo que os escribiré a partir de ahora.

Kuala Lumpur: El jardín botánico

El primer viaje hasta Kuala Lumpur lo hice con Ramadhan el dueño de Bamboo Village, Terry uno de los voluntarios y Simon un cliente que escribe para la web TripAdvisor y que estaba de visita por allí para conocer mejor el complejo y comentar de él, en la mencionada web de viajes. Los cuatro fuimos directamente a conocer otro de los negocios que Ramadhan tiene en el país: éste está en el Jardín Botánico de Perdana en Kuala Lumpur y es la zona que se dedica al bambú en dicho recinto.

Un lugar realmente bonito y que reúne una gran variedad de especies de plantas, arbustos y árboles de esta parte de Asia. Recomiendo que si venís por Kuala Lumpur hagáis un hueco en la agenda y la visitéis, os gustará.

Kuala Lumpur: Barrio Chino

La siguiente vez que me acerqué hasta la capital malaya, fue para ver una de las zonas más emblemáticas de la ciudad: la calle Petaling que se puede denominar el barrio chino. Donde alrededor, entre otras cosas está el Mercado Central, que anteriormente estaba orientado a vender producto fresco y ahora con una reforma que le cambió la cara, está enfocado a la venta de souvenirs, restaurantes modernos y tiendas de ropa y complementos.

Con Steve, Jade y Geraldine nos dimos un buen paseo y también pudimos comer entre otras cosas el roti, por solo 1 ringgit (0,24€), un pan hindú cuya cocina aquí en Malasia tiene una gran influencia y está representada en la multitud de restaurantes que hay, ya que la inmigración tanto india como china es masiva. De echo la hindú es una de las etnias que habita el país. Eso también se deja notar por la cantidad de templos hindúes que puedes encontrar en la ciudad y en el país.

Kuala Lumpur: de compras

A Kuala Lumpur también debí de acercarme en tres ocasiones a comprar elementos para mi ordenador que necesita retoques de vez en cuando, cosas de la edad. Lo mejor de comprar en Kuala Lumpur dispositivos electrónicos, es que puedes encontrar lo mismo que en Europa pero a precios bastante más reducidos. Si vienes por aquí y necesitas esto como yo, no dudes en venir a Plaza Low Yat, además normalmente puedes negociar los precios a la baja y sino darte una vuelta por todo el edificio, la competencia es bestial y seguro que algo te ahorras de un sitio a otro. Es accesible desde varios medios de transporte como el monorail o varias líneas de autobuses.

En la primera ocasión tuve que volver a comprar el cable de corriente de mi ordenador, que ya había cambiado en China y necesité ampliar la memoria RAM ya que con el uso del programa de vídeo se me quedaba corta. Quedé con Mazi y con Claudia dos clientes que había conocido el anterior fin de semana en Bamboo Village. Claudia me acompañó a hacer mis compras y aprovechó para hacer alguna para ella. Andamos mucho y pude conocer entre otras cosas la estación de ferrocarril central: una belleza que tiene pinta de mezquita, o el autobús gratuito GO KL City Bus, que tiene cuatro rutas y que merece la pena usar. Te lo recomiendo si vienes por aquí para visitar el centro, se diferencia de los de línea, que hay que pagar, por su color violeta.

Por la noche debido a que se me hizo tarde Mazi me invitó a quedarme en su casa, pero antes pasamos por un mercado a comprar los ingredientes para mi tortilla y pude invitarles a que la probasen en casa de Claudia.

En la segunda ocasión que tuve que bajar a KL para mis compras electrónicas pude, utilizando el GO KL de nuevo, ir a ver las torres gemelas que me hacía especialmente ilusión. Así que aproveché bien el tiempo antes de volver a Bamboo Village ya cayendo la noche.

La tercera tuve que ir por obligación, el cable que había comprado para dar corriente al ordenador estaba en estropeado y todavía en garantía por lo que me lo cambiaron enseguida. En esta ocasión fui con Gary y Joanna que de nuevo habían venido a pasar unos días a Bamboo Village y ella tenía que comprar también un disco duro, así que utilizando mi experiencia cuando compré el mío, aprovechó para elegir el suyo.

Esto de los elementos electrónicos son gastos que no me puedo permitir y tengo que sacrificar otras cosas a cambio. Afortunadamente la comida me la preparo yo y en vez de comprar ingredientes de mayor precio, compro más barato y compenso el dinero gastado en esto o como menos, cuando no me lo ofrecen en los voluntariados y entonces me sale gratis. Por otro lado estas inversiones imprevistas, son necesarias si quiero seguir adelante con mi blog y mi nuevo vídeoblog, así que de esta manera, me justifico a mi mismo el dolor que me causa tener que utilizar mi poco dinero en estas cosas y lo hago más llevadero.

Kuala Lumpur: de concierto y visita a la mezquita

Entre una y otra compra, fui a KL a verme con Mazi, ya que es músico y me invitó al concierto que tenía una de esas noches. Fui con muchas ganas ya que desde que salí de España no había podido ver música en directo y era mi pasión y forma de vida en mi país. Ese día pude conocer a Karen y Billie Blue madre e hija que estaban en el local y que también son cantantes, aparte de la gente del grupo que era multiracial y multicultural y eso se reflejaba en su música.

Pero ese mismo día antes de ir al concierto me acerqué con Isa, un par de amigos y su tío a una de las mezquitas más grandes de Kuala Lumpur. Isa sabía de mi atracción por ver edificios religiosos y me invitó a acompañarlos ese día. Realmente no me sorprendió en absoluto esta mezquita, después de haber pasado por Turquía o Irán y ver las obras arquitectónicas que tienen en estos países, las mezquitas que he podido ver en Malasia no las destaco como las más atractivas. Alrededor de esta mezquita había un gran mercado montado, con una gran cantidad de restaurantes, donde antes y sobre todo después del rezo la mayoría de los fieles van a comer, coincidiendo además con el Ramadán.

Kuala Lumpur: Batu Caves

Después de terminar mi voluntariado de dos meses en Bamboo Village y llegar a Lanchang, con Adnan también pude volver a KL, en esta ocasión me dio tiempo a ver muchas cosas, de forma rápida, pero ambos recorrimos la ciudad en su coche para hacer todos los recados que ese día tenía preparados.

Bajar a KL es caro y Adnan aprovecha para hacer compras grandes y arreglar asuntos de su negocio, por lo que pasamos casi todo el día de arriba a abajo y antes de volver tuvo la amabilidad de pasar por Batu Caves y así pude visitar un templo hindú que tenía muchas ganas y que creía que me iría sin conocer. Aún así me perdí subir las 272 escaleras y ver tanto el templo excavado en la roca, como el paisaje de KL desde arriba. Tendré que volver para admirarlo.

Kuala Lumpur: Spanish connection

Mi última visita a Kuala Lumpur fue el día antes de mi salida a Singapur y conocí a Gonzalo un amigo de amigos comunes de Madrid. Julian, uno de ellos, nos puso en contacto. Gonzalo es actor que un día comenzó un viaje por esta parte del mundo. Según me contó compró el billete de avión para Tailandia y creyendo que Kuala Lumpur es parte de ese país vino aquí, estuvo alrededor de un par de años viajando, hasta que un día decidió que se quedaba. Ahora mismo lleva alrededor de cuatro años, da clases de teatro en un colegio y ha abierto una academia con un socio malayo que también es actor.

Gonzalo me abrió la puerta de su casa para que pudiese descansar y salir desde allí a Singapur, ya que vive cerca de la terminal de autobuses de Pudu Sentral donde tenía que al día siguiente salir de viaje.

Con él estaba Cherry, su chica, una malaya distinta a las que he conocido. Le gusta viajar, estuvo tres años recorriendo varios países y entre Gonzalo y que Argentina es uno de sus preferidos chapurrea un poco el español, aunque nos comunicábamos en inglés. Ella me acompañó a comprar esa tarde unas cervezas, que pillé con ganas ya que hacía mucho tiempo que no bebía y los ingredientes para la tortilla de patatas que hice esa noche en agradecimiento a su hospitalidad.

Han sido de momento tres meses en Malasia que he ampliado algo después de mi visita de dos días a Singapur, gracias a Jeffrey, un amigo de Adnan, que casualmente el día antes de que se terminase mi visado vino a Lanchang a conocer la finca Che Nan Bamboo.

Ahora estoy en Kulai, cerca de Johor Bahru, que es donde Jeffrey tiene varios negocios, aunque es residente y nacido en Singapur. Os contaré más cosas de él y de mi paso por ese pequeño estado ciudad desde donde pensaba partir hacia Indonesia, aunque como digo, cambié mis planes y finalmente estiraré mi estancia en Malasia gracias a él, de echo tengo otros tres meses de visado ¡gratis!, pero no los usaré en esta ocasión.

Las historias en Singapur y mi nuevo cruce a Malasia las contaré en los próximos artículos. Hasta entonces y como siempre…

¡Pura Vida!

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